domingo, 10 de abril de 2011

EVOLUCION HISTÓRICA DE LA ÉPICA

▪ El término épica procede del griegoe pos (= relato, poema). Los antiguos griegos consideraban épica a la poesía que, desde el punto de vista argumental, trataba de las gestas y eventos memorables de hombres y héroes en los que la intervención de los dioses era decisiva, y desde el punto de vista formal estaba escrita en el verso más majestuoso que existía, el hexámetro. Esta caracterización del género épico, atendiendo a rasgos formales y de contenido, queda magníficamente reflejada en la definición que de épica hace el gramático latino Diomedes (H. Keil, Grammatici latini 1,483, 27 ss.): carmine hexametro divinarum rerum
et heroicarum humanarumque comprehensio (la conjunción en un poema escrito en
hexámetros de las hazañas divinas y también de las de los héroes y humanos).
▪ El género literario llamado épica es aquel en que el escritor refleja el mundo exterior a su espíritu (frente a la lírica, que refleja el interior), y lo hace en forma narrativa; cuando para ello emplea el verso se habla de poesía épica, cuando se halla en prosa, nos encontramos ante la novela o el cuento.
▪ Dentro de la poesía épica, se denomina epopeya a una narración amplia y solemne, trascendente para una comunidad y con valores universales, y poema épico al que se limita a cantar a un personaje, histórico o mítico, o alguna acción extraordinaria.
▪ La poesía épica puede ser popular o culta. En el primer caso, suele ser anónima, contemporánea a los hechos heroicos que se narran, de transmisión oral y dirigida a una audiencia popular, ante la que se canta o recita, a veces con acompañamiento musical: todo esto le confiere una característica literaria peculiar: el uso de fórmula expresivas que ayudan a la memorización y hace que el auditorio pueda seguir el hilo argumental con más facilidad. Un ejemplo de estas obras son la Ilíada y la Odisea. La poesía épica culta se plasma en una obra escrita inicialmente, de un autor individual y conocido y dirigida a un público refinado. La épica latina que conservamos pertenece al tipo culto.
▪ Es una poesía elevada y docta, con lenguaje solemne.
▪ En el origen y desarrollo de la épica latina observamos tres características
fundamentales:a) La influencia homérica. Las huellas de laIlí ada y laOdise a se ven por todas
partes. Se trata de una épica popular con un fondo histórico real, fijada en un momento determinado por escrito y entre cuyos rasgos se encuentra el empleo de fórmulas, el uso de símiles, la claridad y la utilización del hexámetro como metro único.
b) La utilización de la historia nacional como argumento épico, celebrando las cualidades y virtudes que han adornado la grandeza de Roma. Canta los destinos de todo un pueblo.
c) La influencia de la poesía alejandrina, con poemas refinados y eruditos, no
excesivamente extensos y muy trabajados.
▪ La épica latina se escribió primero en saturnios (un verso primitivo romano) y a partir
de Ennio en hexámetros.
II. DESARROLLO CRONOLÓGICO (PRINCIPALES AUTORES Y OBRAS):
En la evolución del género épico distinguimos varias etapas:
1. Épica de época republicana:
A) Épica arcaica (s. III-II a.C.):
a) Livio Andronico (278?-200? a.C.): originario de la colonia griega de Tarento, esclavo y luego liberto. Escribió laOdusi a, una traducción o más bien una versión libre de la Odisea, en versos saturnios, propios de la tradición oral romana.
b) Gneo Nevio (270?-200? a.C): nacido en Capua, participó en la primera guerra
púnica. Murió en Útica, ciudad africana. Cultivó varios géneros. Dentro de la épica escribió el
Bellum Poenicum (Guerra Púnica), de la que conservamos unos 70 versos. Sigue empleando

canto epico

Canto épico. Es la narración poética de un determinado suceso notable y heroico, que reviste interés para un pueblo o nación. Por sus reducidas proporciones y corto aliento se ha llamado al canto épico epopeya fragmentaria o en miniatura. Anotaremos dos ejemplos: Las naves de Cortés destruidas, del poeta español Nicolás Fernández de Moratín, y la Victoria de Junín, canto épico dedicado a Bolívar por su contemporáneo el poeta ecuatoriano José Joaquín Olmedo.
ej:
Nueva Poesía Épica
Hugo Montes
Hasta ahora hemos diferenciado la posición de algunos poetas chilenos y españoles dentro del género lírico e indicado con qué valores contribuyen aquéllos al florecimiento actual de las letras castellanas.  Es necesario, si se quiere completar el estudio de esta contribución, referirse al aporte inesperado de una rica poesía épica.  Desde el comienzo de su historia, Chile aparece asociado literariamente a las creaciones épicas. La Araucana, de Alonso de Ercilla, y Arauco Domado, de Pedro de Oña, lo confirman.  En una época en que el género parecía absolutamente desterrado de las letras occidentales, cuando Boiardo y Ariosto habían transformado al mayor héroe épico medieval en sujeto de aventuras sentimentales y puramente fantásticas, con no pocos ribetes ridículos, la literatura castellana osaba ofrecer poemas en serio, con auténticos ideales guerreros y religiosos, con combates mortales, con severas disquisiciones morales a la manera de la épica tradicional; Chile era la nación que acunaba tal osadía.  Y no por mera casualidad, sino por un hecho histórico singular: la enconada resistencia opuesta a los conquistadores españoles por el pueblo de Arauco.  Esta lucha vino a reproducir situaciones heroicas que se habían dado precisamente en los tiempos medievales, cuando nació el Poema de mío Cid.  En pleno Renacimiento, un grupo de soldados europeos -entre los que había uno especialmente dotado por las Musas- tenía ocasión para prolongar las luchas de cruz y espada de que daban cuenta las epopeyas medievales.  Éstas habían sido, según la expresión de Menéndez Pidal, veristas, es decir, se apegaban a la verdad histórica, de la que querían ser leales sirvientes.  Igual ocurrió con las obras de Ercilla y Oña.  Aquél, sin duda más importante, conocía bien el Orlando Furioso, en cuyas octavas reales se inspira a menudo; pero desde un comienzo señala su independencia radical del modelo italiano indicando que no va a cantar las damas ni los caballeros, sino los hechos de armas.  Si Ariosto había escrito al comienzo de su poema

cantares de gesta

 
Cantar de gesta es el nombre dado a la epopeya  escrita en la Edad Media o a una manifestación literaria  extensa perteneciente a la èpica  que narra las hazañas de un hèroe  que representa las virtudes que un pueblo o colectividad consideraban modélicas durante el  Medievo.

Los juglares y los trovadores
En los siglos XI y XII, los juglares las divulgaban oralmente, debido al analfabetismo de la sociedad de la época (véase Mester de juglaría). Aunque su longitud varía entre los 2.000 y los 20.000 versos, como media no solían exceder los 4.000. Esta cantidad de versos ya suponía que el juglar que lo recitaba en público tuviera que fragmentar su relato en más de una jornada. Esto parece demostrarse por la existencia de determinados pasajes (de entre 20 y 90 versos) en los que se hace un resumen de lo anteriormente acontecido, probablemente para refrescar la memoria del auditorio o introducir en el relato a los nuevos espectadores. Los cantares se agrupaban en tiradas variables de versos, que se relacionaban por tener la misma asonancia al final de cada verso y por constituir una unidad de significado, a menudo anunciado en la tirada anterior.
Sin embargo, si estos cantares de gesta han llegado hasta nuestros días, se debe a que se realizaron copias manuscritas de ellos. En general estas copias son bastante más tardías que las propias canciones. Estos cantares eran recitados por los juglares.


 francia

A estos se les suele agregar el Ciclo de las Cruzadas, integrado por La Chanson d'Antioche, La Chanson de Jérusalem y Les chetifs.


Alemania
En Alemania, por otra parte, fue célebre también un Cantar de los Nibelungos de Nehuen Roth.

 Rusia

Es conocida la obra anonima el Cantar de las huestes de Ígor, escrita en eslavo antiguo y que data de finales del siglo XII.

 España

Ni la épica medieval francesa ni la alemana perduran de forma oral ni poseen la vitalidad de la épica medieval española; fragmentos de los cantares de gesta españoles se recitan todavía en pueblos de España y América Latina, transmitidos de padres a hijos de forma oral: es el llamado Romancero viejo, y la temática medieval de los cantares de gesta continuó siendo motivo de inspiración para el teatro clásico en el Siglo de Oro.
Solo se ha conservado de forma escrita el Cantar de mio Cid, el Cantar de las Mocedades de Rodrigo y unos cuantos versos del Cantar de Roncesvalles. Los filólogos han reconstruido otros pasajes de la pérdida épica castellana a partir de fragmentos mal prosificados en las crónicas, donde sirvieron como fuente de información.

 Cantares de gesta conservados

  1. El Cantar de mio Cid, donde se narra el triunfo de la verdadera nobleza, fundada en el esfuerzo, el mérito y el optimismo, frente a la nobleza de sangre que representan los infantes de Carrión. En él se narran los esfuerzos de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, para recuperar la confianza del rey Alfonso VI, quien lo había desterrado de Castilla.
  2. Las Mocedades de Rodrigo compuesto hacia 1360 es el cantar épico más tardío que se conserva. Se basa en un Cantar de las mocedades de Rodrigo anterior que data de la segunda mitad del siglo XIII. Narra episodios de la juventud del Cid.
  3. Fragmento de unos cien versos del Cantar de Roncesvalles escrito en castellano con rasgos de romance navarro-aragonés a comienzos del siglo XIII. Es el único testimonio épico español que recoge la materia carolingia, que en el norte de Francia dio lugar a la Chanson de Roland. El fragmento refleja el planto de Carlomagno por la pérdida de su sobrino RoldánCantares de gesta hipotéticos
  4. El Cantar de los siete infantes de Lara, donde se narra una venganza largamente postergada entre familias rivales. Su argumento nos es conocido a partir de versiones cronificadas en prosa.
  5. Cantar de Bernardo del Carpio, poema perdido que narraba la trágica historia de un bastardo de origen noble por liberar a su padre, el Conde de Saldaña, encarcelado por haberle engendrado en una princesa real; en sus esfuerzos por rehabilitar la honra familiar, es injustamente tratado por su rey Alfonso el Casto. Su argumento se ha podido deducir a partir de las crónicas.
  6. El Cantar de Fernán González, cantar perdido que ofrecía una versión anterior al Poema de Fernán González, este último escrito en cuaderna vía.
  7. El Cantar de Sancho II y el Cerco de Zamora podría haber sido compuesto unos años después del asedio del rey Sancho II de Castilla a Zamora. Se conserva en prosificaciones de la Estoria de España. Narra la muerte de Sancho a manos de Vellido Dolfos para lograr la liberación del cerco de Zamora y el duelo entre los hijos de Arias Gonzalo y Diego Ordoñez.
  8. El Cantar de la campana de Huesca es un cantar del reino de Aragón reconstruido a partir de la prosificación que de este se hace en la Crónica de San Juan de la Peña. El poema épico narra la decapitación de los nobles aragoneses declarados en rebeldía contra el rey Ramiro II de Aragón que conforma la leyenda de la Campana de Huesca. Su primera redacción, según Manuel Alvar, dataría de mediados del siglo XII.
Menor importancia tuvieron el Mainete (del que hay un testimonio inserto en la Gran conquista de Ultramar), y otros.

 Características de los cantares de gesta españoles

  • Versos irregulares, mayoritariamente entre 14 y 16 sílabas, divididos en dos hemistiquios y con rima asonante, frente a los versos regulares y la rima consonante de los cantares de gesta franceses.
  • Predominio del realismo y la historicidad frente al carácter más legendario y menos histórico de los cantares de gesta franceses.
  • Utilización de expresiones que reclaman la atención del público.
  • Verbos muy abundantes, pues predomina la acción.
  • Supresión de fórmulas que introducen el diálogo directo con el fin de agilizar la narración, quizá porque algunos pasajes de los cantares de gesta españoles eran semirrepresentados (de ahí también su mayor realismo).
  • Uso de descripciones breves, llenas de plasticidad.
  • Utilización de apelativos épicos para caracterizar a los personajes y dar tiempo a la memoria del recitador.
  • Uso de la e paragógica
Las últimas formas del cantar de gesta español se dan en el siglo XIV, perdiendo el realismo y la contención de los cantares antiguos, inclinándose por una mayor fabulación. De esta época es las Mocedades de Rodrigo.